APROXIMACIÓN AL PERSONALISMO DE EMANUEL MOUNIER



Contexto de Mounier y el Personalismo

Emanuel Mounier fue un pensador francés de principios de siglo XX que cambio totalmente la forma de ver a la persona. Sus aseveraciones representan un paradigma de pensamiento humanista. Su filosofía es un compromiso con los problemas sociales y existenciales de su época.
Mounier nace en Grenoble, Francia en 1905, proveniente de una familia humilde. Estudio filosofía en la Sorbona luego de dimitir en medicina, carrera que inició por deseo de sus padres. En sus años universitarios tuvo contacto con H. Bergson y J. Maritain. A sus 27 años de edad funda la revista Esprit, en la que comienza la reflexión sobre la persona y la transformación misma de la realidad concreta en la que vivía Mounier.
El comienzo de siglo XX estuvo cargado de la exageración capitalista que sometía tanto a operarios como a consumidores. Así también los totalitarismos comenzaban a surgir fruto de un colectivismo objetivante.  De igual manera la Primera Guerra Mundial que significó un cambio rotundo de la forma de relacionarse de las personas. Mencionar también la Crisis del 29 que en Europa surtió efecto en 1930/31. Estos acontecimientos permean no solo la filosofía de Mounier y sus propuestas con respecto a la persona, sino la filosofía en su conjunto.
El capitalismo y la industrialización trajeron consigo el deseo individualista de obtener riquezas (por parte de los grandes empresarios y dueños de fábricas).  Como resultado, el drama humano de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Personas esclavos en “libertad”, irrespetados y con sueldos míseros. El pensamiento materialista se apodero del imaginario social de la época. Las personas necesitaban orientación en estos momentos. La respuesta fue una reorientación de hacia la persona misma.
Otra respuesta fue el colectivismo, ampararse en el grupo para exigir justicia y reivindicación. En la mayoría de los casos estos eran inspirados por intereses de una pequeña porción que conseguía adeptos que luego se convertirían en peones de una ideología. Así surgen los fascismos y totalitarismos en la segunda parte de la primera mitad del siglo XX, amparandose en la solución los problemas políticos y económicos de la crisis de los años treinta. Estos redujeron a la persona a un simple elemento de una meta superior al mismo sujeto.

Rescate de la persona

La fundación de Esprit en 1932 supuso el primer paso de Mounier en la búsqueda de la reivindicación de la persona. La revista se propuso más que nada hacer filosofía aplicada a la sociedad amparada en la persona como primicia de la reflexión.  Esprit contó con el apoyo de pensadores como Gabriel Marcel y Emanuel Lévinas.
Para Mounier la crisis no es un hecho solamente político o económico, sino una crisis de bases filosóficas que sacude todas las aristas de la vida. Ante este hecho se propone la reflexión sobre la persona. No se pretende definir a la persona por lo limitada que es una definición, sino señalar lo que es una persona como una aproximación.
Es un ser espiritual. La trascendencia en una propiedad de la persona que se expresa en su independencia y subsistencia. Esta trascendencia se perfecciona en la libertad y en la relación con los demás.  Es también un ser sometido a una jerarquía de valores adoptados en libertad. Estos valores representan su vida moral y el ejercicio de la responsabilidad en las relaciones interpersonales. La persona revisa y modifica para bien su actuar moral, está en constante conversión.
Es un ser singular. Esto arremete contra el colectivismo despótico. Este ser en uso de su libertad es siempre uno, y en libertad unida a sus valores decide vivir en comunidad. Esta dimensión comunitaria es muy importante para Mounier. Esta aproximación de la persona como ser dinámico es una crítica a la sociedad capitalista de su época que impersonaliza. Crea la ilusión de individuos pertenecientes a una forma de vivir específico que desvirtúa a la persona concreta y singular.
Para Mounier existe una distinción entre individuo y persona. No es una dicotomía en el ser humano, sino una distinción entre la realidad espiritual y la materia. La persona como tal es esta realidad espiritual que designa el ser del ser humano como ser dinámico. El individuo es el rol asimilado por el ser humano producto del temperamento, la inercia y la cobardía.
La superficialidad, el egoísmo y el individualismo son fruto de una visión del ser humano solo como individuo. Esta es una construcción en la consciencia humano cuyas raíces son propias de la cultura y el tiempo determinado de la existencia. En contra de esto está la persona como un ser que toma valores en libertad y los asimila. De aquí que no se trata de una adhesión de individuos a una llamada “sociedad” sino la elección libre de personas para vivir en comunidad.

El personalismo

Como corriente el personalismo procura la reivindicación de la persona a todos los niveles de la vida cotidiana. Supuso un cambio de enfoque de la mentalidad de la época. Sobre todo el rompimiento con las universalidades engañosas de la época que pretendían obtener poder por la adhesión de abnegados que culminaban con piezas de la estructura.
El personalismo exigía a las instituciones una doble orientación.
-          No hacer de alguna persona una víctima de su tiranía; no usurpar la parte propiamente personal del dominio privado y, en el dominio público, la vida de los particulares; proteger esta parte sagrada contra las opresiones posibles de otros individuos o de otras instituciones; limitar las violencias necesarias a las exigencias de las necesidades naturales y a las de un orden publico dotado de un régimen flexible de control, de revisión y de progreso.
Se trata de evitar transgresiones contra la persona misma. Lo que hoy parecería recomendación habitual de quehacer cristiano o de los defensores de derechos de las personas, pero para su tiempo su ponía un sacrificio enorme para las instituciones, ya que el capitalismo no propiciaba este cambio.
La segunda exigencia:
-          Una orientación positiva: dar a un número cada vez mayor de personas, y en definición dar a cada uno, los instrumentos apropiados a las libertades eficaces que le permitirán realizarse como personas; revisar a fondo unas estructuras y una vida colectiva que desde hace un siglo se han desarrollado con una rapidez prodigiosa al margen de la preocupación de las personas, y, por tanto, contra ellas; imbuir en todos los engranajes de la ciudad las virtudes de la persona, desarrollando al máximo, en cualquier nivel y en todo lugar, la iniciativa, la responsabilidad, la descentralización.
Mounier propone que en todo es los espacios sociales se promueva y promulgue la persona y su dignidad como valor primordial, y por lo tanto se acabe con el pensamiento estructuralista. Estas instituciones son focos especificaos que Mounier detalla en Manifiesto al servicio del personalismo para difundir el personalismo mediante la aplicación de las dos orientaciones mencionadas.

Instituciones de alcance amplio

I.                   La educación
La misión de la escuela o la educación no es condicionar a seres humanos para la realización de una tarea o para obedecer a un régimen de acción social. La educación debe formar seres capaces de vivir y comprometerse como personas
II.                La vida personal
La vida interior no se trata del retraimiento al interior de la persona. Vida personal se refiere a las relaciones de la persona singular en su entorno, que lo llevan a encontrarse consigo mismo.
III.             Cultura
Salir de la cultura burguesa que impone las normas y se centra en el individualismo. No solo por parte de los altos en la sociedad, sino que esta cultura dirige las demás. Mounier advierte de las culturas dirigidas. Las culturas burguesas condicionan la producción y la obra de las demás culturas.
IV.             Economía
La superposición del aspecto económico supone el olvido de la persona y la búsqueda de riqueza a toda costa. Mounier recrimina la mentalidad de la usura, que es una ganancia parasita que se sirve de la naturaleza y del ser humano. La aplicación del personalismo a esta estructura es de suma importancia por el impacto de esta sobre la misma persona y si dignidad.
V.                Política
Las falsas universalidades del nacionalismo y estatismo reducen al ser humano a un individuo a un personaje más de la estructura. Mounier sugiere una democracia personalista y descentralizada en la que el servicio principal sea la persona con la aplicación de las exigencias a las instituciones.
VI.             La sociedad internacional e interracial
La cooperación entre los estados de democracia personalista debe estar centrada en la persona y su potencial. Así como en el orden racial por la dignidad personal de los seres humanos. En definitiva la propuesta personalista de transformación social, imprime un compromiso con la persona a todos los niveles.








VALORACIÓN A MODO DE CONCLUSIÓN

El personalismo supone las bases del pensamiento de nuestra época. Dio respuesta a las crisis de comienzos de siglo XX. Y más que nada es una respuesta al existencialismo como alternativa a la forma de vida de la época. La persona como centro de reflexión es hoy indiscutible, pero en su época como ya se ha misionado, representó sacudir los cimientos de una organización político-económica de siglos.
La persona como ser dinámico es de cierta manera expresión de la imagen y semejanza de la trascendencia. La dimensión personal parecería propiamente dimensión espiritual en el pensamiento de Mounier. Aunque su antropología no da indicios de dualismo no niega la relación trascendente del hombre, pero no lo específica como una dimensión distinta de la material. Más bien solo lo menciona como accidente y substancia (individuo y persona).
A nivel del personalismo las exigencias o compromisos institucionales son importantes, es lamentable que más de medio siglo después aun solo sea obligación conceptual. Su importancia radica en tener a la persona como la medida de toda la acción o decisión humana e institucional, lo que en teoría garantizaría el respeto a la dignidad personal.
La filosofía de Mounier y el personalismo como tal, son un aporte esencial en la construcción del imaginario del presente siglo. Es el pensamiento del francés que, muerto a los 45 años en un ambiente de trabajos y pobreza,  trascendió las barreras de la situación para la que se elaboró.

Por: Bladismil García. Abril de 2016




Bibliografía

MOUNIER, EMMANUEL, «Manifiesto al servicio del personalismo». Tercera edición. Trad. Julio D. González Campos, Madrid, Taurus ediciones, 1972.
DÍAZ, CARLOS, «Emmanuel Mounier (I) Textos inéditos».   Segunda edición. Madrid, Instituto Emmanuel Mounier, 1991.
CARRERA UMAÑA, RANDALL, «Presupuestos Antropológicos Del Personalismo Comunitario De Emmanuel       Mounier». REV. HUMANITAS, 2014, 11 (11): pp. 149-162, ISSN 1659-1852,
GONZÁLEZ, JAIME «El personalismo de Emmanuel Mounier» Documento disponible en la red.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Análisis del cuento “Luis Pie”

LOS LIGEROS QUE CAEN PESADO...